martes, 9 de octubre de 2007

VIAJE A IXTLAN

Hacernos responsables de nuestras decisiones significa estar dispuestos a morir por ellas. En un mundo donde la muerte es el cazador no hay decisiones grandes ni pequeñas. Sólo hay decisiones que hacemos a la vista de nuestra muerte inevitable.
Si vas juntando poder en tu cuerpo, el puede realizar hazañas increíbles.
Lo que daña el espíritu es tener siempre encima alguien que te pegue y te diga qué hacer y qué no hacer.
… No tengo ninguna historia personal. Un día descubrí que la historia personal ya no me era necesaria y la dejé, igual que la borrachera. La dejé un día, cuando sentí que ya no era necesaria. Si no tienes historia personal, no se necesitan explicaciones; nadie se enoja ni se desilusiona con tus actos. Y sobre todo, nadie te amarra con sus pensamientos.
Lo mejor es borrar toda historia personal, porque eso nos libera de la carga de los pensamientos ajenos.
… Te tomas todo demasiado en serio. Te das demasiada importancia. ¡Eso hay que cambiarlo! Eres tan importante que puedes marcharte así nomás si las cosas no salen a tu modo. Sin duda piensas que con eso demuestras tener carácter. ¡Eso es absurdo! ¡Tú eres débil y arrogante!
La arrogancia es otra cosa que hay que dejar, lo mismo que la historia personal.
¿Cómo puede uno darse tanta importancia sabiendo que la muerte nos está acechando?
… Cuando estés impaciente que debes hacer es voltear a la izquierda y pedir consejo a tu muerte. Una inmensa cantidad de mezquindad se pierde con sólo que tu muerte te haga un gesto, o alcances a echarle un vistazo, o nada más con que tengas la sensación de que tu compañera está allí vigilándote. La muerte es… la consejera sabia que tenemos. Cada vez que sientas, como siempre lo haces, que todo te está saliendo mal y que estás a punto de ser aniquilado, vuélvete hacia tu muerte y pregúntale ¿si es cierto? Tu muerte te dirá que te equivocas; que nada importa en realidad más que su toque. (Tú) tienes que pedir consejo a la muerte y dejar la maldita mezquindad de los hombres que viven sus vidas como si la muerte nunca los fuera a tocar.
… Cuando un hombre decide hacer algo, debe ir hasta él fin. Pero debe aceptar responsabilidad por lo que hace. Haga lo que haga, primero debe saber por qué lo hace, y luego seguir adelante con sus acciones sin tener dudas ni remordimientos acerca de ellas.
Mírame a mí. Yo no tengo duda ni remordimiento. Todo lo que hago es mi decisión y mi responsabilidad. La muerte me acecha, por eso, no tengo lugar para dudas ni remordimientos. Si tengo que morir como resultado de sacarte a caminar, entonces debo morir.
Hacernos responsables de nuestras decisiones significa estar dispuestos a morir por ellas.
No importa cuál sea la decisión. Nada podría ser más ni menos serio que ninguna otra cosa. ¿No ves? En un mundo donde la muerte es el cazador no hay decisiones grandes ni pequeñas. Sólo hay decisiones que hacemos a la vista de nuestra muerte inevitable.
El guerrero asuma responsabilidad por sus acciones, por sus acciones más triviales.
El mundo de actos y decisiones precisas es infinitamente más efectivo que la torpe idiotez que tú llamas “mi vida”.
Mi interés ha sido convencerte de que debes hacerte responsable por estar aquí, en este maravilloso mundo, en este maravilloso desierto, en este maravilloso tiempo. Quise convencerte de que debes aprender a hacer que cada acto cuente, pues vas a estar aquí sólo un rato corto, de hecho, muy corto para presenciar todas las maravillas que existen.
Hay una cosa sencilla que anda mal contigo: crees que tienes mucho tiempo. Crees que tu vida va a durar para siempre.
Si no crees que tu vida va a durar para siempre, ¿qué cosa esperas? ¿Por qué titubeas en cambiar? ¡No tienes tiempo para este juego, idiota! Esto, lo que estás haciendo ahora, puede ser tu último acto sobre la tierra. Puede muy bien ser tu última batalla. Si ésta fuera tu última batalla sobre la tierra, yo diría que eres un idiota. Estas desperdiciando en una tontería tu acto sobre la tierra. No tienes tiempo, amigo mío, no tienes tiempo. Ninguno de nosotros tiene tiempo. No me des la razón por las puras. En vez de estar de acuerdo tan fácilmente, debes actuar.
La felicidad es actuar con el conocimiento pleno de que no tienen tiempo; así, los actos tienen un poder peculiar. Los actos son poder sobre todo cuando la persona que actúa sabe que esos actos son su última batalla.
Hay una extraña felicidad ardiente en actuar con el pleno conocimiento de que lo que uno está haciendo puede muy bien ser su último acto sobre la tierra. Te recomiendo meditar en tu vida y contemplar tus actos bajo esa luz. ¡No tienes tiempo, amigo mío! Ésa es la desgracia de los seres humanos. Ninguno de nosotros tiene tiempo suficiente. Tu continuidad sólo te hace tímido. Tus actos no pueden de ninguna manera tener el gusto, el poder, la fuerza irresistible de los actos realizados por un hombre que sabe que está librando su última batalla sobre la tierra. En otras palabras, tu continuidad no te hace feliz ni poderoso. Pon tu atención en el lazo que te une con tu muerte, sin remordimiento ni tristeza ni preocupación. Pon tu atención en el hecho de que no tienes tiempo, y deja que tus actos fluyan de acuerdo con eso. Que cada uno de tus actos sea tu última batalla sobre la tierra. Sólo bajo tales condiciones tendrán tus actos el poder que les corresponde. En otro modo serán, mientras vivas, los actos de un hombre tímido.
… Debes aprender a hacerte accesible al Poder.*
… Cualquier guerrero podría llegar a ser hombre de conocimiento. Como ya te dije, un guerrero es un cazador impecable que caza Poder. Si logra cazar, puede ser un hombre de conocimiento.
Un guerrero, guiado por su empeño inflexible, puede alejar cualquier cosa. Ninguna rata, ni serpiente, ni puma podría molestarlo.
La pena a si mismo no encaja con el poder.
A un guerrero puede ser hecho daño físico, pero no ofensa. Para un guerrero no hay nada ofensivo en los actos de sus semejantes mientras él mismo esté actuando dentro del ánimo correcto.
La otra noche, no te ofendiste con el león. El hecho de que nos persiguió no te hizo enojar. No te oí maldecirlo, ni te oí decir que no tuviera derecho a seguirnos. Fácilmente podría haber sido un león cruel y malicioso.
Lograr el ánimo de un guerrero no es cosa sencilla. Considerar iguales al puma y a las ratas de agua y a nuestros semejantes es un acto magnífico del espíritu del guerrero. Se necesita poder para eso.
Vas en busca de Poder y todo cuanto haces cuenta.
Soy tan joven como quiero. Esto también es cosa de poder personal. Si vas juntando poder en tu cuerpo, el puede realizar hazañas increíbles. En cambio, si disipas el poder, te pones viejo y gordo de la noche a la mañana.
Hay mundos sobre mundos, aquí mismo frente a nosotros.
La muerte siempre está esperando, y cuando el poder del guerrero mengua, la muerte simplemente lo toca. Por eso, aventurarse a lo desconocido sin ningún poder es estúpido. Sólo se encuentra la muerte.
El mundo es un misterio. Esto, lo que estás mirando, no es todo lo que hay. El mundo tiene muchas más cosas, tantas que es inacabable. Cuando estás buscando la respuesta, lo único que haces en realidad es tratar de volver familiar el mundo. Tú y yo estamos aquí mismo, en el mundo que llamas real, simplemente porque los dos lo conocemos. Tú no conoces el mundo del Poder, por eso no puedes convertirlo en una escena familiar.
Un guerrero es un cazador de poder. Yo te estoy enseñando a cazarlo y guardarlo.
El poder no pertenece a nadie. Algunos de nosotros podemos guardarlo, y luego se le podría dar directamente a otra persona. Verás, la clave del poder así guardado es que sólo puede usarse para ayudar a alguien más a guardar poder… Cuando se trataba de darlo directamente a otra persona, era inútil a menos que esa persona lo utilizara para su propia búsqueda de poder personal.
Un guerrero vive su vida estratégicamente. Sólo asiste a una fiesta o a una reunión así, en caso de que su estrategia lo pida. Eso significa, desde luego, que tiene dominio total y realiza todos los actos que considera necesarios.
… Nada se gana forzando las cosas.
… Si quieres sobrevivir, debes ser claro como el cristal y estar completamente seguro de ti mismo.

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